El autismo es un conjunto de trastornos caracterizados por un deterioro grave del desarrollo. Afecta a la socialización, comunicación y a las emociones. Se manifiesta con conductas inusuales y repetidas. Es de causa desconocida aunque se sabe que tiene un fuerte componente hereditario. No es sinónimo de retraso mental aunque pueden asociarse. En España se estima que uno de cada 200 niños sufre autismo. En el pasado se ha intentado poner en relación la vacunación triple pírica (sarampión, parotiditis y rubéola) o la presencia de conservantes como mercurio o tiomersal en las vacunas con el autismo.
En 1998 el doctor Wakefield publicaba en la revista Lancet un artículo relacionando la vacunación triple virica y el desarrollo de autismo. Esto generó una alerta mundial que sigue aún viva. El estudio se demostró falso y, aún así, es la base de toda una filosofía de vida de miles de personas en el mundo que no vacunan a sus hijos, los antivacunas. Andrew Wakefield fue encontrado culpable de fraude y se le prohibió volver a ejercer la medicina.
El estudio es totalmente falso, toda la comunidad científica lo sabe. Sin embargo, Andrew Wakefield sigue dando conferencias por el mundo y ganando grandes cantidades de dinero divulgando una mentira científica que se ha demostrado muy peligrosa.
No vacunar a los niños los expone a contagiarse de peligrosas enfermedades. Y los riesgos no son sólo para ellos ya que exponen a esos gérmenes a otras personas que por edad o problemas de salud no han sido vacunados todavía o no pueden serlo. Enfermedades como el sarampión, las paperas o la poliomielitis rebrotan en el mundo cuando deberían estar erradicadas o muy cerca de estarlo.
El caso de la poliomielitis es algo distinto. Sólo existían casos en pocos países, como Afganistan, Pakistan y Nigeria. Indignos motivos políticos y religiosos han hecho que se detengan campañas internacionales para la vacunación de su población infantil, incluso con asesinatos de personal sanitario encargado de la vacunación. Como la enfermedad no estaba erradicada ha rebrotado y se ha extendido por muchos países africanos. De ahí, está siendo exportada a otros lugares del mundo. La OMS (organización mundial de la salud) está gravemente preocupada por estos hechos.
Volviendo a la relación de la vacunación y el autismo. En los últimos días se ha publicado un macroestudio en la prestigiosa revista Vaccine. En él analizan un grupo de estudios sobre las reacciones adversas a las vacunas en todo el mundo.
Estudio.
Vamos a comentar el diseño del estudio en primer lugar. Es un meta-análisis. En estos estudios se recogen datos de otras publicaciones médicas y se analizan conjuntamente. De ese modo, al analizar todos los estudios juntos las conclusiones son más globales y de más calidad. Se hace una búsqueda bibliográfica para encontrar los trabajos más relevantes en el tema a tratar y posteriormente se analizan siguiendo un método estadístico.
Se seleccionaron datos de 5 estudios con diseño de cohortes. 2 daneses, 1 del Reino Unido, 1 de Japón y 1 de EEUU. En total se han analizado datos de aproximadamente 1.250.000 individuos. El diseño de cohortes recordamos que es en el que se analiza una población siguiéndola en el tiempo y anotando los efectos con el paso del mismo. Se selecciona al principio a dos grupos según la exposición que estamos estudiando. En estos casos, estar vacunado y no estarlo. Con el tiempo se van anotando los efectos que van apareciendo, en este caso, los diagnóstico de autismo.
El meta-análisis incluye también 5 estudios con diseño de casos y controles. 2 en EEUU, 1 en Polonia, 1 en el Reino Unido y otro en Japón. En total han sido analizados datos de unos 10000 individuos.
El diseño de casos y controles es distinto. Aquí la población se divide según tiene o no el efecto que queremos estudiar, en este caso el autismo. A partir de ahí se analizan sus antecedentes para valorar estadísticamente las exposiciones que han tenido en el pasado y su relación con el efecto estudiado. Un grupo padece autismo y el otro no. El grupo control es similar en todas las características posibles (edad, sexo, otras exposiciones) salvo las que estamos estudiando.
Resultados.
Ni la vacunación triple vírica, ni la presencia de mercurio o thiomersal en las vacunas tienen relación con la aparición de autismo ni otros enfermedades de la esfera autista.
En la gráfica vemos que los datos están todos alrededor del valor 1. Vamos a explicar esto. Un odds ratio de 1 significa que la exposición que estamos analizando (vacuna, mercurio o thiomersal) no afecta a la presencia del efecto estudiado (autismo). Ni lo aumenta ni lo disminuye. No tiene ningún efecto. Un odds ratio de 2 significaría que el autismo es 2 veces más frecuente entre los vacunados y un dato de 0,5 que sería la mitad de frecuente.
Podéis ver que se representan infervalos. Si ese intervalo incluye al 1 podemos decir que no hay efecto demostrable entre la exposición a vacunas y el autismo. En rojo se representan los datos agrupados de cada categoría.
Conclusiones.
No existe ninguna evidencia de relación entre vacunación y autismo. La presencia de mercurio y conservantes como el tiomersal en las vacunas tampoco tiene relación con el autismo.
Los autores no declaran tener ningún conflicto de interés.
La vacunación es un gran método de defensa frente a graves enfermedades infecciosas pero se trata de un medicamento, y por tanto, puede tener efectos secundarios. Sin embargo es la mejor manera de combatir estas enfermedades. Con la costumbre de no verlas en nuestros niños nos hemos forjado la idea de que son procesos banales. No lo son, pueden tener terribles consecuencias como incapacidad, dolor y muerte.
Autores:
EAP Azuqueca de Henares
Raúl Piedra Castro
Natividad González Zayas
Pilar Gimeno Minguez
Blanca Baños Galvez