domingo, 23 de febrero de 2014

NUEVAS EVIDENCIAS. LOS TELEFONOS MÓVILES NO PRODUCEN CÁNCER



MOBILE TELECOMMUNICATIONS AND HEALTH RESEARCH (MTHR)

El resultado de este programa de investigación de 11 años de duración del departamento de salud británico no ha encontrado ninguna relación entre el uso de la telefonía móvil y el cáncer.

Se trata de un programa que comenzó en el 2001 y que acaba ahora con la publicación de sus conclusiones. Está formado por un comité de expertos y han sido desarrollados 31 estudios de investigación con más de 60 publicaciones en revistas científicas. 

En ninguno de estos estudios se ha detectado conexión entre el uso de móviles y cáncer. 

El cáncer es una enfermedad genética pues se ocasiona por la alteración del funcionamiento de los genes reguladores de la reproducción celular. Se origina por malfunción de los genes, luego es genética. 
Enfermedad genética no es igual a enfermedad hereditaria. Un cáncer podrá ser considerado hereditario si afecta a la línea de células germinales (espermatozoides y óvulos) y puede ser transmitida su predisposición a la descendencia. En general se estima que sólo un 10% de los cánceres pueden ser considerados hereditarios. 

Volviendo al programa que nos ocupa queremos aclarar los mecanismos por los que presuntamente se afectarían los genes de las células humanas para generar cáncer por exposición a la radiación electromagnética que emiten los teléfonos móviles. 

La radiación electromagnética es ubicua y no sólo viene de fuentes artificiales. La luz solar es la fuente de radiación más abundante que recibimos. Incluso la radiactividad es un fenómeno natural en algunos minerales. Electromagnetismo no puede hacerse equivalente a nocivo. La radio y la televisión se transmiten a través de ondas electromagnéticas. 

La capacidad de una radiación de alterar las estructuras genéticas de una célula depende de varios factores. Destacan su capacidad energética, medida por su longitud de onda, la dosis acumulada, el tiempo de exposición, etc. De modo general se clasifican en radiaciones ionizantes y no ionizantes. Las ionizantes son aquellas con energía suficiente para alterar el funcionamiento celular y, eventualmente, su reproducción. Las no ionizantes no tienen este poder. Las ondas de radiofrecuencia no tienen poder para romper las moléculas de ADN, ni in vitro ni in vivo.


Copiamos esta tabla comparando la energía de las ondas electromagnéticas y cuales son más potencialmente dañinas. 
Podemos ver en la gráfica que la radiación de ondas de telefonía y radio son mucho menos energéticas, y por tanto menos potencialmente dañinas, que la propia radiación solar. 

Existe un argumento demoledor contra las teorías que promocionan la relación entre telefonía y cáncer. Si el número de lineas móviles ha subido exponencialmente en los últimos años por qué no lo han hecho de forma paralela los casos de cáncer en general y los tumores cerebrales en particular. 

Recogiendo datos de la red hemos podido fabricar esta sencilla tabla.


Hemos recogido datos de EEUU por tener registros de cáncer muy accesibles y actualizados, y tumores cerebrales por haber sido clásicamente los más relacionados con el uso de la telefonía móvil. 
Se ve claramente que aunque el número de líneas móviles del año 2000 al 2013 se ha duplicado prácticamente, los casos por 100000 habitantes incluso han disminuido algo. La misma conclusión puede sacarse para la mortalidad por estos tipos de cáncer. 
Puede engañar el número absoluto de casos pero si se pone en relación con la población, también incluida en la tabla, queda claro que no se ha producido un aumento de casos. 

¿Hacen falta más estudios?. Pues por si acaso el Servicio de Salud británico ha invertido cerca de 13 millones de libras en investigar la relación y tras 11 años de estudio no se ha encontrado ninguna.

En cuanto a los niños no es ético hacer estudios de exposición en ellos. Los autores del programa de investigación presentan en su informe una aproximación que puede ser de utilidad. Analizaron la aparición de tumores cerebrales en niños y su relación con la distancia de la vivienda familiar durante la gestación a la antena de telefonía más próxima. También incluyeron encuestas acerca del uso del móvil por las mujeres embarazadas. No encontraron absolutamente ninguna relación entre exposición gestacional y cáncer en los niños. El estudio es amplio porque se estudiaron datos de 800 casos de niños con este tipo de tumores. Y aunque el estudio es de diseño caso-control, que no proporciona la mejor evidencia, se trata de un estudio de calidad.

En resumen no existe ninguna prueba que existan riesgos ni colectivos más sensibles a ondas de radiofrecuencia. Y por cierto, la radiación electromagnética que emite la transmisión de datos WIFI es aún menos energética que las ondas de telefonía.

Podemos usar el teléfono móvil con tranquilidad ya que no hay pruebas de que sean perjudiciales. Como mucho se nos calentará la oreja si lo usamos mucho y eso es radiación infrarroja, no electromagnética.

A los que creen en la relación les remito a la lectura de la tabla. No puede ser más demoledora. Suelen argumentar que la Organización Mundial de la Salud ha calificado a esta radiación como potencialmente carcinogénica al incluirlos en la categoría 2B. Expliquemos qué es esta categoría. 

La categoría 2B se usa cuando hay algún dato en estudios de la relación pero no puede descartarse que sea debido al azar, los sesgos o factores de confusión. Es decir, está basado en estudios con una calidad deficiente pero por el principio de precaución son precisos más estudios. Y calidad deficiente en ciencia es lo mismo que decir que los datos obtenidos no deben ser tenidos en cuenta. 

Pondremos un ejemplo de sesgo o factor de confusión. Podemos decir que consumir anís produce cáncer de pulmón y seria fruto de un sesgo. En realidad los fumadores acudían a los bares más y bebían más anís que los no fumadores pero esta bebida nada tiene que ver con el cáncer de pulmón y sí el tabaco. 

Resumimos las categorías de la OMS.

Categoría 1. Demostrada relación con cáncer en humanos. Ejemplo de tabaco, alcohol, asbesto, dietilbestol, etc. 

Categoría 2A. Probable relación. Basado en limitada evidencia científica en humanos pero suficiente en animales de experimentación. Ejemplo de gases de combustión de vehículos de motor, lámparas bronceadoras, etc

Categoría 2B. Poca evidencia o de mala calidad en humanos y también en animales. Café, cloroformo, el fenobarbital y los polvos de talco.

Categoría 3. No clasificables. No existe evidencia ni de mala calidad. La sacarina sería un ejemplo.

Categoría 4. Agentes con evidencia de que no son generan cáncer. 

Vemos que ser de categoría 2B no es decir mucho y los criterios que diferencian la categoría 2B de la 3 son bastante difusos y claramente subjetivos. Y la subjetividad no debería participar de una clasificación de esta naturaleza. Básicamente esta clasificación, salvo las categorías 1 y 4, no sirve para nada. 

Os dejo, que tengo una llamada.

Autores:
EAP Azuqueca de Henares
Raúl Piedra Castro
Natividad González Zayas
Blanca Baños Galvez
Pilar Gimeno Minguez

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