jueves, 27 de marzo de 2014

VACUNA DE LA VARICELA. POR EL FIN DEL BLOQUEO DE SU USO




Hablamos de la vacuna de la varicela y la reciente polémica sobre el acceso a la misma.

Hay comunidades autónomas donde está incluida en el programa de vacunación (Navarra, Ceuta y Melilla). Madrid la sacó del calendario vacunal el pasado 1 de enero. En Castilla la Mancha no está incluida en su calendario de forma general y sólo se administra a los niños que al cumplir 12 años no han pasado la varicela.

Está disponible para su dispensación en farmacias en los territorios donde sigue incluida en el calendario. En el resto de España es difícil de encontrar tras un reciente comunicado de la agencia española del medicamento.
La agencia española del medicamento (AEMED) es un organismo del Ministerio de Sanidad que regula la evaluación y autorización de medicamentos de uso humano y veterinario. Recientemente ha emitido un comunicado donde analiza el uso de la vacuna Varivax y lo considera excesivo. No hay ningún cambio respecto a su autorización pero de hecho son difíciles de encontrar en las farmacias. Su agencia superior, la European Medicines Agency (EMA), mantiene su autorización y recomendación.

AEMED adopta medidas de difícil defensa y propias de países menos desarrollados. Por un lado autoriza la comercialización de los llamados medicamentos homeopáticos (sin ninguna utilidad terapéutica demostrada) y por otro elimina de las farmacias por decreto una medida preventiva con sólidos fundamentos científicos y amplia experiencia como la vacuna de la varicela. Es absurdo que considere uso excesivo la vacunación de la varicela por debajo de los 12 años. A esa edad más del 80% de los niños ya han pasado la enfermedad. Quizá consideran la varicela una enfermedad banal y exenta de complicaciones. Sí, es banal en la mayoría de los casos, pero no está exenta de complicaciones.

Parece que han confundido no financiar un fármaco, la vacuna, con no recomendar su uso. Siguiendo ese criterio deberían desaparecer de las farmacias los laxantes o los antiácidos, por ejemplo, que recientemente salieron de la financiación pública con receta médica oficial y además prohibir su uso.

Por otro lado se atenta contra la libertad de prescripción de los profesionales sanitarios. A partir de ahora podremos recetar o recomendar a nuestros pacientes lo que se le antoje a las autoridades sanitarias en cada momento sin basarse en la evidencia científica.

El ciudadano percibe información contradictoria. Si es una vacuna que ha estado incluida en el calendario vacunal de algunas comunidades autónomas, ¿por qué de repente desaparece de las farmacias? ¿es mala para la salud?

Si en la situación actual no podemos permitirnos la financiación pública de la vacunación universal contra la varicela, de acuerdo. Pero eso no implica que se prohiba el acceso a los ciudadanos a una medida preventiva importante para la salud propia y de la comunidad.

Vacunar beneficia al que se vacuna, pero si se alcanza un porcentaje suficiente de la población el beneficio alcanza a los no vacunados. En ellos la probabilidad de enfermar disminuye porque al circular menos el virus y al haber menos enfermos, las infecciones (y sus complicaciones) descienden. Hay pruebas de ello.

Hemos recogido datos epidemiológicos publicados sobre la varicela. Hasta el 15% de los contagios en niños de 1 a 4 años tiene complicaciones que pueden requerir ingreso y hay mortalidad atribuible a casos de varicela todos los años. Entre 2003 y 2007, en España, ha habido entre 6 y 14 muertes anuales por varicela o sus complicaciones. Deben considerarse muertes potencialmente prevenibles puesto que tenemos la herramienta para evitarlas, la vacuna. (1)

Hemos asistido en los últimos años a una carrera política de competencia entre comunidades autónomas donde se presumía de incluir vacunas en el calendario propio que el vecino no tenía. Ahora no solo las eliminamos del calendario (como Madrid) sino que las erradicamos de las farmacias.

¿Por qué no se sientan nuestros políticos y crean un calendario vacunal único en España de una vez por todas?. ¿Qué diferencia hay entre un niño de Navarra y otro de Castilla la Mancha para que se vacunen de forma distinta?. Si hay comunidades ricas y pobres, ¿de verdad es en la vacunación de los niños donde hay que ahorrar?. Y por último ¿Es tan difícil dejar a los profesionales sanitarios participar en su elaboración para aplicar criterios de evidencia científica y no sólo criterios economicistas?

(1) Fuente. Rev. Esp. Salud Pública V83 N5 Madrid Sep-oct 2009

Autores:
Raúl Piedra Castro

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